tag:blogger.com,1999:blog-5485751866955046122024-02-07T15:00:36.712-08:00El Rosario. Mis primeras botas de fútbol"Me entristece pensar que tal vez no tengamos recuerdos verdaderos de nuestra juventud" BorgesUnknownnoreply@blogger.comBlogger18125tag:blogger.com,1999:blog-548575186695504612.post-88044429133463216312013-07-22T09:58:00.001-07:002013-07-22T09:58:18.976-07:00La escuela. Parte II<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT8at0lEURJFWN27lRFbPjQHTxIz5l20tDgP82PRphVj-KcVgbYImbqttsvP6v0w_izf4SuHiM9-0Byze2oPTdEoEWoOrRQETq0NbPv2T3CN9ZyZPjPvNSLsSTk51QHrr4dCaZlt-Ecwk/s1600/Selecci%C3%B3n+Extreme%C3%B1a.bmp" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="207" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT8at0lEURJFWN27lRFbPjQHTxIz5l20tDgP82PRphVj-KcVgbYImbqttsvP6v0w_izf4SuHiM9-0Byze2oPTdEoEWoOrRQETq0NbPv2T3CN9ZyZPjPvNSLsSTk51QHrr4dCaZlt-Ecwk/s320/Selecci%C3%B3n+Extreme%C3%B1a.bmp" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Selección extremeña de fútbol</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Así fue como ingresé en los”
Grupos”. Enseguida me entusiasmó D. Seguis, sobre todo cuando escribía en la
pizarra. Tenía una letra preciosa y todas las mañanas nos ponía en encerado una consigna. Por ejemplo, recuerdo una que decía: “El trabajo ennoblece”. Yo me
embelesaba más con el continente que con el contenido. Qué bien dibujaba las
letras, porque aquello no se podía llamar escribir, había que denominarlo como
el arte de dibujar la escritura. D. Segismundo se le adivinaba que le gustaba
la enseñanza y quería que sus alumnos fueran los mejores. Desde luego nosotros
lo notábamos cuando tocaba recreo, que
salían de todas la aulas menos de la nuestra. Como estuviera dando una
lección, hasta que no terminaba de
impartirla no daba la voz que autorizaba la expansión. Algunas veces, cuando
salíamos en tropel, para poderle dar unas patadas a la pelota, ya era la hora
de clase. Así es que más de una vez nos quedamos sin recreo. Los maestros tenía
un rato a media mañana, cuando ponían los deberes de darse juntos una vuelta
por los pasillos y charlar de sus problemas, que sería muchos. En aquéllos tiempos
se decía: “Pasas más hambre que un maestro de escuela”. Desde luego tendrían de
qué hablar. Pero D. Seguis, siempre cabal con sus convicciones de docente,
solía pasear pocas veces. Un día, ya digo de los pocos, nos dejó solos en la
clase, y claro aprovechamos para darles unas pataditas a la inactiva pelota. A
mi sitio llegó bombeada y yo, que ya empezaba a darle con cierta precisión, le
arreé un chutazo con tan mala fortuna que atiné con el tintero, que estaba en
lo alto de un armario. El tintero se “escoñó” y la tinta se derramó por el
suelo. Aquél día probé sobre mis espaldas la “silenciosa”. Así era como llamábamos a una goma bien gruesa
que D. Seguis guardaba para mantener el orden en clase. También tenía la
“escandalosa”, que era una vara ni muy gruesa, ni demasiado fina, que empleaba
dando unos golpes en su mesa, solamente para llamarnos la atención.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">En los pupitres delanteros se
sentaban los más listos. El primero era Joaquín Fernández, que contestaba a
todas las preguntas con gran exactitud. El segundo era Higinio Corchero, que
era un campeón en los problemas de matemáticas. Pero como son las cosas,
Corchero que podría haber estudiado cualquier carrera (matemático, físico o
cualquier otra) se tuvo que ir, cuando terminó la edad escolar, a trabajar al
taller mecánico de su padre. En aquellos tiempos, como ya decía anteriormente,
se carecía de muchas cosas, y desde luego de una Universidad de Extremadura. En
los pupitres últimos se sentaban quizás, no los torpes, pero sí los más
“alocados”, con sus dosis de ingenio. Curro Lavado, que era de los más osados,
hizo unas cuantas trastadas. Una de ella fue arrancar los plomos de las
tuberías de los servicios para vendérselas a Vicente Brú, y sacarse así unas
cuántas pelas. Otras veces y ya próximo el estío, con los ventanales de las
clases abiertos, para mitigar el calor, se saltaba al patio del recreo para
coger volanderos que se caían de los tejados de los “Grupos”.
Nadie se podía explicar con la habilidad que se saltaba por las ventanas, y
volvía a su sitio, sin que el maestro se enterase de nada.<o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-548575186695504612.post-1451669234529719002013-04-17T06:56:00.001-07:002013-04-17T07:37:05.761-07:00La escuela. Parte I<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1aFeGojzwyhomlascyKEyTP9JVCMerCxzNbSO6almwgqk-sUFf2F2EKuhADnGYRYGNoXQoLxN_OaHaPHUgp0SPwUhxkOxgeMvKX6YBUXTw6ECuVE7gqIxhsVxnRiyL5vmBR0lB7JylDg/s1600/R18.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="233" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1aFeGojzwyhomlascyKEyTP9JVCMerCxzNbSO6almwgqk-sUFf2F2EKuhADnGYRYGNoXQoLxN_OaHaPHUgp0SPwUhxkOxgeMvKX6YBUXTw6ECuVE7gqIxhsVxnRiyL5vmBR0lB7JylDg/s320/R18.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">En la plazoleta del Paseo de la Viuda había una escuela, que
regentaba la señorita Maruja. La escuela no era oficial, porque para
oficialidad existían los Grupos Escolares. Mi madre, como le parecía pequeño
para mandarme a los “Grupos”, pues me llevó a la escuela de la señorita Maruja,
que había pequeñajos como yo, y aún de menos edad. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La clase era en una
habitación, no muy amplia, y al entrar teníamos que arrodillarnos en una
alfombrita que había en medio de la sala y rezar a una virgen, que ahora no sé
cual era. Supongo que sería la Virgen de Fátima que por aquellos tiempos
estaban recientes los milagros que hizo con los pastorcitos portugueses. El
caso es que la señorita Maruja, que era una gran amante de las artes escénicas,
representó en el Teatro Salón Romero, con un grupo de aficionado al teatro, una
obrita que tenía por título la Señorita Polilla. Ella fue la protagonista y tan bien lo hizo,
que desde entonces todos la conocíamos
por la Señorita Polilla. Mi madre me decía que Maruja era una gran artista y
que podía llegar a ser famosa. Desde luego la representación de aquélla obra
fue para ella un gran éxito. En esa mi primera escuela estuve un año o poco
más. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Como crecía mi madre me llevó un día a la plaza Chica, donde vivía D.
Segismundo, que era un maestro de los “Grupos”. Don Seguis, que era como le
llamábamos, era un señor muy recto, enseguida le preguntó a mi madre que de qué
colegio venía. Le contestó la verdad: de la escuela de la señorita Maruja, (ya
“Polilla”), Don Seguis le dijo, con un aire zumbón: </span><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">“Zapatero a tus zapatos”. </span><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"> <o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-548575186695504612.post-50718039949209194422013-04-16T08:15:00.003-07:002013-04-16T08:55:11.098-07:00Parte XVI. Mi calle<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKmzhUdS3bWI9xWMam-rVsCTjziXSXRNb5HEeoLiOiHGONin2u_ngkECoq3RLT1qtz8NvIEZ4r2hJWCLqoyqRlT1ZZF0exY3YJ4I8XfzytB47JrBC4c9XZ1XNeyCePfkRT7FI8uh9YqhA/s1600/R11.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKmzhUdS3bWI9xWMam-rVsCTjziXSXRNb5HEeoLiOiHGONin2u_ngkECoq3RLT1qtz8NvIEZ4r2hJWCLqoyqRlT1ZZF0exY3YJ4I8XfzytB47JrBC4c9XZ1XNeyCePfkRT7FI8uh9YqhA/s320/R11.jpg" width="211" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Rogelio con la indumentaria del Diter Zafra</td></tr>
</tbody></table>
<h3 style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 14pt; font-weight: normal;">En aquel
barrio nuestro había de todo, por haber, había una mancebía. Pero era todo muy
natural. Sí, como les digo, aquella mujer a la que apodaban “La Capricho” estaba
integrada en la vecindad, aunque ella salía poco de su domicilio y no molestaba
a nadie. Los “clientes” sabían bien la horas para hacer alguna visita sin
llamar la atención y pasar lo más desapercibido posible. Tan sólo en la Feria
de San Miguel algún foráneo se confundía de puerta y llamaba a la de mi casa,
o a la de otro vecino, preguntando si allí vivía “La Capricho”. En mis primeros
años, no comprendía muy bien porque era tan solicitada y visitada la casa de
aquella señora. Más tarde los de la pandilla, algo más mayores, nos informaban,
a los que íbamos saliendo del cascarón, del “negocio” en cuestión</span></h3>
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: 14pt;">En el barrio
había varias calles, que, más o menos, lindaban con el Paseo de la Viudas.</span><span style="font-size: 14pt;"> E</span><span style="font-size: 14pt;">ra donde confluíamos para nuestros juegos.
Las</span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;">calles Diego Bastos y Hornos eran
las que más niños tenían. Por ejemplo Los Tabladas y Los Cortijos, eran dos
familias numerosas, que tenían una prole bastante extensa. Los Tabladas, con el
mayor Gonzalo al frente, eran un clan donde nadie osaba molestar. Aunque la
realidad es que por allí, eso de las luchas callejeras no existían, a no ser
que hubiera algún desafío con otro barrio, que lo resolvíamos a</span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;">pedradas. Un poco bélico, la verdad, pero
siempre procurábamos que el “enemigo” estuviera lo más lejos posible, y así era
difícil alcanzar al contrario. Cuando ya vimos y pudimos comprender, más
racionalmente, que lo de las guerras no tenía mucho futuro, cambiamos éstas por
desafiarnos con partidos de fútbol entre barriadas.</span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;">Bueno lo del fútbol no era una guerra en sí,
pero se asemejaba. Los más cafres de cada bando “arreaban” patadas, que
ríete de las entradas que le hacen a Messi y Cristiano Ronaldo. Además que una
caída en aquellos terrenos de juegos que habilitábamos eran dañinas de verdad,
todo tierra y pedrusco. Un día, en el fragor de la batalla, uno de éstos caciques
del área, me zancadilleó, con tan mala fortuna que mi rodilla fue parada por
una piedra, en forma de pequeña pirámide y su cúspide se llevó media rodilla.</span></span></div>
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 14pt;"> Los
Cortijos, que se apellidaban González, todo el mundo los conocía por el apodo
campestre. Aunque su vivienda tenía la entrada por General Varela, unas ventanitas
pequeñas daban a la calle Los Hornos. Por allí se asomaban Los Cortijos, y como
eran pequeños de estatura, parecían macacos muy dispuestos. Tan ágiles eran
que sacaban un palo con un tenedor amarrado a la punta, y desde allí apañaban
todos los higos de una higuera cercana.</span></div>
</span>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-548575186695504612.post-80836395573517271092013-03-03T08:10:00.002-08:002013-03-03T08:10:39.969-08:00Parte XV. Mi calle<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjL-80Du8JfONCY-akmx07M8Kz5EwTzkKTmIiwJR7dnkKeHFFJGE1EKwm4L8wBM9gTbwpIaq9XjVDkbUqwxIFaSOlaRKMewq96RjHK93MDgSVKloxTM1GlfEUCsG-VgU12lzq-SqGzQMJA/s1600/R9.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjL-80Du8JfONCY-akmx07M8Kz5EwTzkKTmIiwJR7dnkKeHFFJGE1EKwm4L8wBM9gTbwpIaq9XjVDkbUqwxIFaSOlaRKMewq96RjHK93MDgSVKloxTM1GlfEUCsG-VgU12lzq-SqGzQMJA/s320/R9.jpg" width="234" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El de la izquierda agachado</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La calle del Agua, había otras
familias como la formada por Cipriano Berciano y su señora Julia. Tenían un
montón de hijos, el mayor de ello llamado Cipri (se estilaba mucho ponerle al
mayor el nombre del padre), no jugaba mucho en la calle. Su padre, comerciante
en la calle de Sevilla mantenía un status superior al resto. Por eso creo que
le compró a su hijo un clarinete y lo apuntó a una banda municipal, que se
formó por aquella época. Esto nos servía para mofarnos un poco de Cipri , que
era de los pocos niños que tenían unas gafas redondas, un poco culo de vaso, que le daban a su cara
un toque oriental, también porque sus rasgos eran un tanto asiáticos.
Asimismo, estaba entre la intelectualidad y el de no haber roto nunca un
plato, así es que lo considerábamos un
tanto cursi. El caso es que íbamos por la ventana, en la hora de sus ensayos, y
oyendo las notas nos reíamos un montón con el piiii, y al rato puuuu. No le
salía nada acorde ni de casualidad.
Luego con el tiempo dominó el clarinete y hasta salía tocando en las procesiones de Semana Santa, lo que le sirvió para hacerse un poco importante. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">En las tardes frescas, ya cercana
la Feria de San Miguel, bajábamos a la vega. O sea del “muladar” para abajo,
para coger higos chumbos de las higueras que daban al camino, porque entrar en
una huerta de aquellas te podía costar un disgusto a ti personalmente y luego a
tu familia. Porque por allí andaban vigilando los guardas de campo, y al frente
de éstos, uno que llamaban “El Mutilao”, que nos tenía “fichaos” a todos los niños y mozalbetes que por allí
rondábamos. Así que teníamos que ir “apañando” los frutos de una forma
disimulada por unos, y vigilantes por otros. No viven aquellos hombres que eran
muchachos entonces y que son humanos paisaje de mi memoria de aquellos finales
de verano sobre aquellas tierras.<o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-548575186695504612.post-17079574298880580552013-03-01T11:53:00.001-08:002013-03-01T11:53:20.051-08:00Parte XIV. Mi calle<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhAhCYAmkgyrBOVVnBqoKR1JEFfa5Mwmv97M7wGUqcTIYjj1Zzu1kNP1uw26tNRJ9D6xHQP-5N3W0c-T3NxsATi4qVkP_a1FAxNBdWcmB8Whz-2hvAlrly4VJeZVaSIm48nsoKEgUR7mg/s1600/R1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="243" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhAhCYAmkgyrBOVVnBqoKR1JEFfa5Mwmv97M7wGUqcTIYjj1Zzu1kNP1uw26tNRJ9D6xHQP-5N3W0c-T3NxsATi4qVkP_a1FAxNBdWcmB8Whz-2hvAlrly4VJeZVaSIm48nsoKEgUR7mg/s320/R1.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El primero por la derecha</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Otro que yo consideraba
importante, era Fernando Cocina, aunque en realidad Cocina era solamente un
mote, él se llama en realidad, Fernando Sánchez. Lo de Cocina era por su padre
que por lo visto se le daba muy bien los fogones, y de ahí le venía el apodo.
Preparaba unas comidas pantagruélicas en el molino de aceite de D. Faustino y
allí daban cuenta de platos exquisitos y suculentos, además de otros esparcimientos,
que ni comprendíamos ni nos interesaban.
Para las habladurías estaban las comadres de turno que “rajaban” todo lo que
podían. Nosotros, desde nuestros juegos,
veíamos pasar a la “peña” cuando iban al condumio; iban a buen paso. Cuando regresaban, entre bromas y
risas, se les notaba un caminar más cansino. Se les notaban que iban </span><span lang="ES-EC" style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES-EC; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">“agustitos</span><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Como les iba contando, Fernando, tenía un par de años mayor que
yo, era un chico que yo ciertamente admiraba, porque era muy comedido en sus
acciones y en el hablar. Lo consideraba mi mejor amigo, y yo siempre iba pegado
a él. Mi madre, muy protectora ella, le había encomiado: “</span><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Fernando tú siempre ten cuidado de mi niño, que él es más pequeño”. </span><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Tenía
palomos en su casa y siempre íbamos a echarles de comer y de beber. Un día me
vendió una collera de palomos, macho y hembra, para que yo los pusiera en el
“doblao” de mi casa e hicieran crías. Tenía yo ilusión en hacerme de un palomar
como el que tenía mi amigo Fernando. Pero aquello no cuajó. Al cabo de unos
meses desistí de seguir alimentando a aquellos animalitos, porque creo que los
dos ejemplares eran del mismo sexo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">El padre de Fernando tenía, en el
tiempo de recogida de las mieles del campo, una era, donde los operarios hacían
las labores propias de la labranza. Dicha era estaba situada en las cercanías
de San Román, el cementerio. Nosotros nos subíamos a la trilla que iba tirada
por una mula, y allí nos divertíamos como si fuésemos montado en los
“caballitos” de la feria de San Miguel. Un día el capataz le dijo a Fernando
que se llevara una mula para guardarla en unos corrales que tenía al final de
la calle Cestería. Así es que sin mucho pensarlo nos subimos a la grupa de
aquélla, a mí me parecía enorme, mula, con Fernando como jinete principal.
Fuimos bien todo el camino hasta llegar a El Rosario, allí empezaba la avenida
hasta el Paseo de la Viudas. Todo cuesta
abajo y con un piso que era de piedra y muy resbaladizo. Tan resbaloso que la
mula patinó, y Fernando y yo salimos por las orejas del animal. Mi amigo muerto
de risa, pero yo, muerto de miedo, me fui corriendo para mi casa y jamás volví
a emular a Gary Cooper.<o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-548575186695504612.post-90474912460613567052013-01-16T11:30:00.001-08:002013-01-16T11:30:23.759-08:00Parte XIII. Mi calle<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Como en todo barrio que se precie
había sus “mandamás”, aunque yo notaba cierta autonomía por parte del resto,
que pasábamos un tanto de aquellas jerarquías. Sobresalía sobre todos un tal
Lolo, que lo conocíamos por “el capón” (creo que el mote le venía por sus
progenitores, aunque yo nunca conocí a
su padre, y sí a su madre, que todo el mundo la conocía como Carmen “La Soría”).
El tal Lolo era una buena pieza, se
apoderaba de todo lo que verdegueaba. Más de una vez dio con sus huesos en la
cárcel, aunque duraba poco en ella, pues sus hurtos no pasaban de ser unos
“rateos” en pequeña escala. Recuerdo un día,
que habría hecho alguna de las
suyas, que los “guardiñas” lo perseguían para su detención. Él se subió al tejado de su casa, que estaba
situada en la calle de los Hornos, y desde allí, bombardeaba a los municipales
con tejas. Aquello fue para todos un
acontecimiento, nos divertimos de lo lindo viendo a los municipales
resguardándose de los proyectiles que les tiraba “el capón”. A pesar de todo el
Lolo tenía buenos sentimientos, aunque a
su manera y desde su perspectiva de la vida. Tenía una hermanita pequeña, llamada Kika, que
siempre la llevaba sentada en sus hombros. Recuerdo esta imagen con gran
nitidez, pues el Lolo casi siempre iba fumando y de vez en cuando le daba a su
hermana, que no tendría más de dos años, una chupada del cigarro. A nosotros
nos parecía gracioso, pero ahora, en la actualidad, sería un acto de maltrato.<o:p></o:p></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi19o4gA3thtweO3XBdpsdELOfdHixilIBxr00HeizWW9w5Ra7-GRB4s88-KgzWTM4_LHarp8IHEdYeIDUHicXOjUGY6x9XwgCYPwZHU4CSp0KeygN3Gy6sN2FSLvIgLnfVsPWIDkhj52M/s1600/Foto+paseo+en+bicicletas.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi19o4gA3thtweO3XBdpsdELOfdHixilIBxr00HeizWW9w5Ra7-GRB4s88-KgzWTM4_LHarp8IHEdYeIDUHicXOjUGY6x9XwgCYPwZHU4CSp0KeygN3Gy6sN2FSLvIgLnfVsPWIDkhj52M/s320/Foto+paseo+en+bicicletas.gif" width="248" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">También había tipos peculiares, y
uno de ellos era Carmelo. A éste le gustaba mucho el fútbol y era de los pocos
que tenía una pelota de goma. ¡Claro, su padre era carnicero! Tenía más
posibilidades. Ser dueño de una pelota de goma para jugar al fútbol le hacía
ser importante, y todos le andábamos alrededor para que nos dejara jugar.
Aunque algunas veces su padre, un hombre
muy exigente, lo castigaba sin
salir a jugar. Nosotros íbamos para que
nos tirara la pelota por una ventana que daba a un doblado de su casa. Se resistía
a dejarnos su valor más preciado, pero nosotros le amenazábamos con quitarlo de
capitán del equipo si se negaba a tirar la pelota, y al final cedía. Todo esto
sin levantar mucho la voz, porque hasta nosotros temíamos al impulsivo padre.
Echábamos el partido, y cuando Carmelo llegaba ya se había terminado el
encuentro. Así que el desventurado solamente recogía su pelota para volver a su
casa. A pesar de ser el capitán del equipo, no era muy bueno que digamos
jugando a la pelota. Los galones se los habíamos dado porque tenía lo esencial
para jugar: La pelota.<o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-548575186695504612.post-11100490317873303522012-12-01T01:26:00.001-08:002012-12-01T01:33:59.727-08:00Parte XII. Mi calle<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Mi calle desembocaba en la
plazoleta, que entonces llamábamos “El paseo de la viudas”. La verdad es que no
sé el porqué de esta denominación, pues yo no vi por allí ninguna desconsolada
paseando nunca (habrá que preguntárselo a Croche, que es el que más sabe de
estas cosas). A dicha plazoleta, íbamos todos los chicos de las calles
adyacentes .Como todavía no se habían inventado los videojuegos, teníamos que
tener la imaginación activa inventando juegos o historias. Éramos felices, sin
la menor veleidad de progreso. Vivíamos
de maravilla sin televisión y sin lectores DVD dolby digital.<o:p></o:p></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbbjFcN6iZGoFe0b5GzkYjFIl2UyKS-dfgpedLipagFOGByj_vFr5irLOtaFeYHLHk1gnBNj9h6vujzXMTRFhB9fcJZATfB723qDEApYvT5MLN3QujZeZI8oqNsm6xIY0DbEVz-VwIHVI/s1600/R23.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbbjFcN6iZGoFe0b5GzkYjFIl2UyKS-dfgpedLipagFOGByj_vFr5irLOtaFeYHLHk1gnBNj9h6vujzXMTRFhB9fcJZATfB723qDEApYvT5MLN3QujZeZI8oqNsm6xIY0DbEVz-VwIHVI/s320/R23.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El más galán, mi padre</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"> Allí
nos divertíamos con multitud de juegos, aunque en algunos me quedaba de
espectador, porque los consideraba un tanto violentos para mi escasa complexión
física. El “burro”, sobre todo, no me gustaba nada. Consistía el juego en
formar dos equipos, y el bando que se
quedaba, se tenían que poner simulando un burro. El primero se agarraba a una
ventana y los segundos terceros, cuartos... se agarraban por las caderas,
poniendo la cabeza en el pompis de su antecesor. El equipo contrario saltaba,
una a uno, encima del simulado burro, hasta estar todos encima. Allí arriba
había que aguantar, pues cuando algún “caballero” caía, su equipo se convertía
en “burros” y los contrarios pasaban a la ofensiva. Otras veces los que estaban
encima aguantaban y los de abajo sucumbían ante el peso que tenían que
soportar, y siempre con la algarabía de los vencedores Así hasta caer
extenuados, unos y otros. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Practicábamos muchos juegos, como la billarda o el gua, menos
violentos, aunque a mí ninguno de éstos me gustaban en demasía, ya que era, en
comparación con mis amigos, un poco torpe. En el gua había verdaderos
“artistas”, daban unas “pelás” a las canicas a gran distancia. Se jugaban con
bolindres de china, que eran para “las pelás”, y otros más modestos de barro,
que se tenían para el pago cuando perdías. Desde luego yo jugaba poco, pues
rara vez ganaba. Si tenía algún botín de bolindres era porque los canjeaba por
los cromos de futbolistas que tenía repetidos. También estaba el juego del
“rescate”. Aquí si tenía mi chance, porque siempre he corrido mucho, y como era
pequeño me escondía en cualquier abertura. <o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-548575186695504612.post-27720848693477109282012-11-19T11:04:00.001-08:002012-11-19T12:47:19.834-08:00Parte XI. Mi calle<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisPZYb-ppkZxN5qZRtNyS2qQw4uXInnTVeaIGQz28wTNs19BVddbjohCea3AU3GiSUx0KdhkOeGzoDmmoVikWRxlKMaeC2XbUSQPib6W-TGOBSvw3hy-LqEwBGteZGEYZGbVE4AgQ8hXg/s1600/Fotos+infantiles.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisPZYb-ppkZxN5qZRtNyS2qQw4uXInnTVeaIGQz28wTNs19BVddbjohCea3AU3GiSUx0KdhkOeGzoDmmoVikWRxlKMaeC2XbUSQPib6W-TGOBSvw3hy-LqEwBGteZGEYZGbVE4AgQ8hXg/s320/Fotos+infantiles.JPG" width="251" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Mi calle era estrecha y allí nos conocíamos todos, las puertas jamás se cerraban con llave. Era una vecindad entrañable. Yo la definiría como familiar. Frente a nosotros vivía una familia bastante numerosa. El "señó" Domingo que era albañil y la señora Granada, ama de casa, como todas la señoras de aquella época. Tenían 6 o 7 hijos. Yo jugaba con los de mi edad, Dominguito y Luisita. Entrábamos en su casa como en la mía como si fuera la propia. No existía el protocolo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Un día me pasó algo terrible, por lo menos a mí me lo pareció durante bastante tiempo. Quiquín, que era el mayor de aquella familia numerosa jugaba con un tirantillo sentado en la puerta de su casa. El tal Quiquín tendría unos 16 o 17 años, yo lo veía muy mayor, pues mi edad estaría rondando los 8 años. El caso es que el mozalbete me pidió que le llevase algunas piedras para su tirachinas. En aquel momento me salió la vena un poco borde y le llevaba una piedra de un buen tamaño, que desde luego no era válida para su artilugio. Para escapar de la guasa y de una posible represalia de Quiquín, tiré la piedra al suelo y emprendí la huida para mi portal, con tan mala fortuna que el pedrusco le dio en la pierna al "tío saliva". El tal señor era un buen hombre, un tanto mayor, que iba por los bares rifando un pollo. Veía poco, pues su gafas eran de cristales redondos y de buen grosor. Para evitar las caídas inoportunas se valía de un recio bastón. El caso es que al sentir que le herían en su pierna, blandió su garrote para atacar a lo que se movía a su alrededor. Veía poco, pero acertó de lleno en mi cabeza, haciéndome una brecha considerable en plena coronilla. Me tuvieron que dar tres o cuatro puntos de sutura en la cabeza y al "tío saliva", que estaba rifando el pollo entre los parroquianos del bar "Casa La Fea", se lo llevaron a la cárcel los "guardiñas". </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Duró poco entre rejas, pues mi padre, que era muy buena persona, dijo que no lo denunciaba. No me había mandado al otro mundo y ya estaba bien, aunque sí un poco grogui. El susto y el aturdimiento me duró una temporadita y mi madre me puso las "riendas" más cortas, para que no hiciera de las mías (continuará en la parte XII Mi calle)</span></div>
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"> </span>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-548575186695504612.post-71943369781179986592012-11-11T08:07:00.001-08:002012-11-19T11:04:37.546-08:00Parte X Mi calle<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZPAaUfyH4DtEjFHukpbiG1uQiAoV21ifJIkayVtlJpFRxAjotYpJeZsnkwTvGIFdh1JK5d6mdzqWIeeHFQy_ivvBX3T3BD_0oYoePBR_yi3n0XJCvfgWyXQA0qkpuvuzfgcEWLiaB0MY/s1600/R15.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="191" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZPAaUfyH4DtEjFHukpbiG1uQiAoV21ifJIkayVtlJpFRxAjotYpJeZsnkwTvGIFdh1JK5d6mdzqWIeeHFQy_ivvBX3T3BD_0oYoePBR_yi3n0XJCvfgWyXQA0qkpuvuzfgcEWLiaB0MY/s320/R15.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mi padre, agachado. El primero de la izquierda</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Mi padre
era ferroviario, pero antes había sido barbero, por eso cuando yo empecé a
tener pelillos por el bigote y sus alrededores, él era quien me los afeitaba, y
también le gustaba peinarme. Me hacía una raya en la parte izquierda de mi
cabeza, que quedaba la mar de bien. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La mayoría de los ferroviarios, que
entonces eran bastante, residían en la Barriada de la Estación, creo que había
viviendas que las facilitaba la propia RENFE. El caso es que, y no sé el
motivo, a nosotros no nos correspondía ninguna. Seguramente sería por la
antigüedad en el empleo. Por eso nosotros nos fuimos a vivir, de arriendo, a la
calle del Agua. El nombre de la calle del
Agua no se debía a que abundara el líquido elemento, ya que nuestro
domicilio, como casi todas las viviendas de Zafra, en aquellos años, carecía de
suministro. Por eso cuando salía del colegio, lo primero que mi madre me decía
era: “</span><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: Arial; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Roge, coge un cántaro y la
cuba y vete por un viaje a la bomba”. </span><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La bomba
era eso, una bomba para sacar agua, estaba en la Glorieta de Ruy López, a poco
más de 70 metros de mi casa. A mí, en parte, me gustaba ir a por agua, porque
al mismo tiempo disfrutaba; le daba a la bomba con fuerza durante un buen rato
y ayudaba a las mujeres mayores a llenar sus cacharros. Era mi forma particular
de ir al gimnasio. Por entonces no había salas de éstas, que hoy abundan, para
hacer toda clase de deportes. Había otras prioridades. Aquélla generación de
los años 50 carecía de muchas cosas, pero era una sociedad amable donde los
niños jugaban en la calle y existían tiendas donde se fiaba. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Otras de las
tareas que mi madre me encomendaba a menudo, era ir a comprar al comercio de
Coronada. Era un establecimiento de
ultramarinos, donde la señora Coronada y su familia dispensaban los artículos
de una forma manual. No había el empaquetado existente en los tiempos actuales. La sal, el azúcar,
el pimentón… todo se despachaba envuelto en aquel papel de estraza que tanto
pesaba. Lo que más recuerdo eran aquellas latas de conservas, de dos y cinco kilos que presidían el mostrador. Los
chicharros y las sardinillas en aceite y en escabeche eran los manjares más
corrientes. Para la compra de estos artículos en conservas se llevaba un plato o vasija, ya que en el comercio no te facilitaban el envase. La señora Coronada era, para nosotros, como
una ONG, nos daba los artículos fiados. Llevábamos una libretita y ahí nos apuntaba el importe de la compra, que se
iba sumando al saldo anterior. En su negocio tenía un libro donde apuntaba a todos los
deudores, y a final de mes se pagaba, sino todo el saldo, gran parte de
él, dejando el resto para el mes siguiente. Lo que estaba claro es que jamás
fallaban las cuentas. La honradez de unos
y otros estaba por encima de cualquier duda (continuará en la parte XI. Mi calle)</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-548575186695504612.post-45628736149597450292012-11-11T07:30:00.000-08:002012-11-11T07:31:36.278-08:00Parte IX<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmRIGpfFm_FUJ_DClOtZKMFxhhU4yDhCTk8N4dA83xW_OcCJI99b6XsWnH9lAaOFPHUj7o0a_yQu107xCLGkxeiTWOuJmPtnlDJpI_JGMufFfLcMEC-DvhetEVw5XRUrQjvqFriwVzpjM/s1600/R16.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="203" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmRIGpfFm_FUJ_DClOtZKMFxhhU4yDhCTk8N4dA83xW_OcCJI99b6XsWnH9lAaOFPHUj7o0a_yQu107xCLGkxeiTWOuJmPtnlDJpI_JGMufFfLcMEC-DvhetEVw5XRUrQjvqFriwVzpjM/s320/R16.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Por
aquéllas fechas con 14 años, mi constitución era más bien endeble. El caso es
que un domingo fuimos a Sevilla a jugar con los estudiantes del colegio de los claretianos, que éstos tenían en la capital Hispalense. El equipo rival que
componían los chicos sevillanos, además de los 17 o 18 años, tenían un físico
mucho más fuerte que el mío. Ante estas perspectivas, sumándole el mareo, que
por aquellas fechas me producían los autobuses, dije que no me encontraba bien
y no jugué ese partido. La verdad es que siempre fui un poco medroso en el
fútbol. Luego me alegré de no jugar viendo el resultado al final de aquella
“batalla”. A Ricardo Yuste le dieron una patada en la frente y le tuvieron que
dar cuatro o cinco puntos de sutura. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Luego ya fui cogiendo confianza y no
desaprovechaba la ocasión de jugar si había alguna vacante en el equipo de los
mayores. Un día jugamos un partido en Jerez de los Caballeros, y allí tuvo su
bautismo de sangre el padre Martín. Los ánimos se caldearon y como este cura se
metía en todos los líos, le arrearon una
pedrada haciéndole una buena pitera.
Así, es que en esos momentos se dio por finalizado el partido, no sin antes
llamarle "hijo de puta" al agresor. El padre Martín era un tipo peculiar y
bastante apasionado. El caso es que yo observaba como tenía predilección por
los que jugaba al fútbol, a los otros no les hacía ni torta de caso. Los
Angulo, Siso, Macario…. Los tenía en palmitas, y creo que si hubiera que
absolverlos de todo pecado, por muy gordo que fuera, lo hubiera hecho sin
pestañear. Este cura, aragonés, con carácter, tenía el pelo rubio, y yo creo
que por eso el mudo lo llamaba “cura cato”. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 14pt;">El mudo, que se llamaba Francisco,
vivía cerca del bar “La fea” y le gustaba el fútbol una barbaridad. Tenía la
inteligencia de ser siempre hincha de un equipo que fuera en cabeza en la liga
española. Así, si era el Real Madrid, decía “la ramonina”, si era el Barcelona
“pantalona”, si era el Sevilla “la guitarra” el Atco. de Madrid “pájaro”. El
siempre iba con el que ganaba, así no tenía problemas de depresión ninguna.
Apostaba sobre seguro.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">(continuará en la parte X. Mi calle)</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-548575186695504612.post-90412449231861250892012-11-04T15:30:00.000-08:002012-11-04T15:31:49.219-08:00Parte VIII<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIKfgNTJxQY2SyP9sDV0yvM-6zCfqIN_2W16ID9eK9NSS3leQoTAgFRNY0XSg2FAH44_cFxDTe3b_9_dNqPBM3vFXWeoK5U3221GnxH_cCkhlLRWk-zYX4Pkx3ev72B2V9tZb8N_NlJpM/s1600/R3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="251" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIKfgNTJxQY2SyP9sDV0yvM-6zCfqIN_2W16ID9eK9NSS3leQoTAgFRNY0XSg2FAH44_cFxDTe3b_9_dNqPBM3vFXWeoK5U3221GnxH_cCkhlLRWk-zYX4Pkx3ev72B2V9tZb8N_NlJpM/s320/R3.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Había otra vivienda donde empezaba la confluencia de la vía al
Cementerio y la carretera de La Lapa. Bueno lo de casa es un decir, había que
denominarla como un cobertizo, que tengo entendido sirvió como inmueble para
realizar autopsias. La verdad es que en mi dilatada subsistencia por aquellos
andurriales del Rosario nunca supimos de esos menesteres tan tétricos. Todos
fallecían de muertes naturales. Y es que siempre conocimos aquel cuchitril ocupado por un montón de gente, sin saber
calcular si eran una o varias familias las que malvivían en aquel tugurio sin
luz, ni agua. Y es que, en nuestra niñez
permanente, nos fijábamos poco en todo ese mundo un tanto turbador que nos
rodeaba, pero que existía. Ahora pienso, en la lejanía del tiempo, que si
nosotros subsistíamos con unos mínimos económicos, aquellos que vivían en unas
circunstancias tan terribles deberían
estar en un eterno desasosiego.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">La
sorprendente paciencia de nuestro pueblo, aguantando sin rechistar todas las
carencias, no sé si era condición inherente de la memoria reciente o se sabía
de antemano que el rechistar o reclamar algo sería totalmente inútil.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"> </span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 14pt;"> </span></div>
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><span style="font-size: 14pt;">Unas
fechas después llegó a la congregación el padre Martín. Este era un enamorado
del fútbol y pronto cogió la riendas de los cordimarianos y formó un equipo de
jóvenes que sabían darle a la pelota: Juanito Pons, Pepín Pons, Siso Palacios,
Macario, Angulo…. Formaban un buen plantel. Y como por entonces en Zafra había
pocos equipos para competir, empezaron a salir a jugar partidos por otras
localidades vecinas. Yo por entonces empezaba a despuntar en esto del fútbol, y
algunas veces, si había alguna baja en los cordimarianos, me llevaban, creo que
para hacer bulto, aunque</span><span style="font-size: 14pt;"> </span><span style="font-size: 14pt;">poco podía
cubrir... (continuará en la parte IX). </span></span></div>
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">
</span>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-548575186695504612.post-53786976804459846732012-10-26T09:41:00.001-07:002012-10-26T09:41:55.083-07:00Parte VII<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKZh6L5pgr03nGNUljZbRcCgOuYxCsMozVvRjfl90dySjsZxRHJ-dOabbrsaZ1D3u1nD4ImhcXMqb_vl-2RXKXyJUKsZedQD_qGumHGPs4JqTN1isSd6DkU_jMYH_0SMEROoW9P99AtUo/s1600/R2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKZh6L5pgr03nGNUljZbRcCgOuYxCsMozVvRjfl90dySjsZxRHJ-dOabbrsaZ1D3u1nD4ImhcXMqb_vl-2RXKXyJUKsZedQD_qGumHGPs4JqTN1isSd6DkU_jMYH_0SMEROoW9P99AtUo/s1600/R2.jpg" height="243" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Otra cuestión, que a nosotros nos
llamaba mucho la atención, era ver a los futuros curas pasear en invierno.
Aquello no era pasear, era un paso ligero y al mismo tiempo iban frotándose las
manos con gran fuerza. Con la palma de
la mano izquierda, restregaban los nudillos de la derecha, y luego al
contrario. Así hacían para mitigar el intenso frío que soportábamos.
Claro está, la calefacción por aquélla época no sabíamos que existiera. Los
braseros de picón eran las “estrellas” calentitas del momento. ¡Y cómo lo
agradecíamos cuando llegábamos a casa, y echábamos una “firma”! <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Como ya digo carecíamos de muchas
cosas y como se dice ahora, no teníamos las necesidades prioritarias cubiertas.
Por eso, cuando llegábamos al Rosario y entrábamos en las dependencias
destinadas a la Asociación Cordimariana, como éstas estaban muy cercana a la
cocina de los curas, de allí nos llegaba una aroma de buena comida que hasta
nos alimentaba. Claro echándole mucha imaginación al asunto. Y es que la verdad
en la comunidad claretiana tenían unos hermanos cocineros que ríete tú de
Arguiñano. Algunas veces, yo creo que viéndonos la pinta que teníamos de
guardar un régimen alimenticio forzoso, nos obsequiaban con algún que otro
bocadillo de mortadela.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">A continuación de la entrada a
las dependencias, estaba el extinto pilar de “El Piojo”, que siempre
agradecíamos que estuviera allí porque
tenía un agua muy rica además de fresca, que nos venía de “perla”, sobre todo
cuando apretaba el calor y habíamos terminado de jugar algún partido de fútbol.
No existían ni las Fantas, y tampoco las Coca colas. Solamente se habían
inventado las gaseosas de Rogelio, pero en tomarlas ni pensábamos. ¡Era un lujo
innecesario! <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Frente al pilar “El piojo”, había un remedo de vivienda, que no
pasaba de ser una caseta. Allí vivía “la Peleca”, nosotros le teníamos cierto
respeto, a esta mujeruca que siempre se la veía rascándose por todo su cuerpo, aunque yo creo que era
mitad temor y otro tanto de repulsión. La verdad es que se lavaba poco, y eso
que tenía el pilar enfrente. La pobre mujer malvivía en aquellas cuatro paredes
de una forma indigna. Los más mayores se mofaban de ella de una forma un tanto
cruel: “Peleca, Peleca..., la llamaban, y ella les tiraba lo que tuviera
en sus manos maldiciendo y jurando en arameo, porque la verdad es que se le
entendía poco toda la retahíla que largaba por su boca (continuará en la parte VIII).<o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-548575186695504612.post-59993601409375604992012-10-17T17:08:00.001-07:002012-10-26T11:19:03.429-07:00Parte VI<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj48pLfXDdjyHyN6JmNhEoqueuuzc4ZiXarKOwFcgWbxpk307kkJwWF1wuGGl45Y95ZZWs_3jXHoOWhI3nUcLMgip_f5hc6t7N5xtc8vzxJSRRsOvVvhRi46tUaGQKAzIPuHeTtpBKToQA/s1600/R27.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="249" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj48pLfXDdjyHyN6JmNhEoqueuuzc4ZiXarKOwFcgWbxpk307kkJwWF1wuGGl45Y95ZZWs_3jXHoOWhI3nUcLMgip_f5hc6t7N5xtc8vzxJSRRsOvVvhRi46tUaGQKAzIPuHeTtpBKToQA/s320/R27.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mi padre en el centro agachado</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Guardaba las botas como mi tesoro
más preciado. En mi casa, las limpiaba, después de haberlas untado con un poco
de grasa, no sé ahora, si animal o vegetal. El caso que las cuidaba mucho, pero
no tanto como Adrián que era el colmo de la pulcritud. Cuando jugábamos algún
partido, cada vez que le daba al balón se agachaba, y con la mano un poco
humedecida por la saliva, se limpiaba la puntera de la bota. Nos reíamos
bastante, pero a él le daba igual, presumía de tener las botas más limpia de
todo El Rosario.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Se me olvidaba mencionar la
piscina que había junto al campito de fútbol. Los curas no nos dejaban bañarnos
en ella, porque cuando no estábamos nosotros, ellos se bañaban. Así es que
nunca vimos a ningún cura en bañador, aquello debía ser hasta pecado, no sé
bien si para ellos o para nosotros. Desde luego que nos bañábamos en la piscina. Procurábamos hacerlo después del
entrenamiento que hacíamos a las ocho de la mañana. Una hora después, o sea
sobre las nueve, nos zambullíamos en la piscina, porque a esas horas toda la
congregación estaba en misa. Tenía que ser remojón rápido, ya que nos podía pillar
“Fabi”, un peón que tenían contratado los curas para cuidar la huerta. “Fabi”,
un diminutivo de Fabián, era un tipo bueno, pues sus riñas no pasaban de eso,
de una pequeña regañina, como diciendo “Vamos, rápido que os cogen los curas”
Yo creo que para justificarse ante sus superiores. A mí me parecía que tenía una</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 14pt;"> gran bondad. También cuidaba de que no nos comiéramos, en su
temporada, los higos y los peros. Aunque la inventiva en aquellos años era
mucha. Fito, que era un poco mayor que nosotros, vamos que estaba en la
categoría de cordimariano, chutaba a la portería con bastante fuerza, tanta,
que el balón sobrepasaba una valla metálica, confeccionada para reservar los
frutos, pero ineficaz para salvar el “chupinazo”</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 14pt;"> </span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 14pt;">de Fito, que “vareaba” los perales. Allí
entrábamos en escena nosotros, los “semi”, que íbamos a por el balón y los
peros que habían caído al suelo. Los comíamos en el mismo terreno de juego,
para no quedar huellas del “delito”. (continuará en la parte VII)</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-548575186695504612.post-1019514008133588722012-09-29T07:34:00.002-07:002012-09-29T13:51:04.935-07:00Parte V<br />
<div class="MsoBodyText2" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLMVRLSpMuoc4bqSZkysyJk0uF4As7lMFtr-8o736ZbVL_vuwkb2E05cN9y4UwQc-n5ZtqH7ZFhKvBvRtKuOhqNtDPjhEu8X6vNWDhnfWsyugUnfyHWGmXQJ5IGzxgNBDAlRYg_WavFZI/s1600/fotofutbolcomprimida.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLMVRLSpMuoc4bqSZkysyJk0uF4As7lMFtr-8o736ZbVL_vuwkb2E05cN9y4UwQc-n5ZtqH7ZFhKvBvRtKuOhqNtDPjhEu8X6vNWDhnfWsyugUnfyHWGmXQJ5IGzxgNBDAlRYg_WavFZI/s320/fotofutbolcomprimida.jpg" width="232" /></a></div>
<div class="MsoBodyText2" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">...Consistía dicho juego en un baño grande lleno de agua, dentro del recipiente había unas tablitas. Tenía que tirar la perra gorda al baño y que la misma cayera en una de las tablitas. Te regalaban una botella de vino o licor, que supongo haría el mismo feriante en su trastienda. Lógicamente, mi perra gorda no cayó en el sitio pretendido y yo me fui con un cabreo monumental y mala conciencia a mi casa.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 14.0pt; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Llegaron las esperadas Navidades
y por consiguiente los Reyes Magos. El día 6 de enero, los doce o quince que
dimos nuestras 130 “pelas” estábamos en las puertas del Rosario como un clavo.
Pasamos a las dependencias y allí el Padre Díaz fue nombrando a los afortunados
que nos habían “regalado” los Reyes las ansiadas botas de fútbol; que nada
menos las habían mandado a pedir a Zaragoza. Estaba nervioso y veía que
nombraban a unos tras otros, y mi nombre no lo pronunciaba el cura Díaz. Todos
tenían sus botas e iban abriendo sus cajas con gran alegría. Ya sólo quedábamos
dos por recibir las botas, Adrián Hernández y yo. “Adrián Hernández, toma” dijo
el cura. Bueno he sido el último pensé. ¡Que le vamos hacer! Me quedo mirando y
el cura me hace un gesto, como diciendo: “Se acabó, ya no hay más”. Bueno aquello era demasiado
para mí. En un momento se me acumularon en mi sesera todos mis pensamientos más
negativos: Mis 26 duros. Mis sacrificios
para juntar el dinero.¡ Qué me diría mi madre! ¡ Cómo se reirían de mí todos
los amigos! Y es más ¿dónde estaban mis 26 duros? Cuando el padre Díaz,
presintió que iba a estallar, levantó su mano derecha, como diciendo ¡Alto ahí!
Y con la siniestra sacó una caja donde estaban mis botas. ¡Qué maravilla!
Aquéllas botas me parecieron un tesoro, ¡lo más grande que había tenido
jamás!Desde luego nada comparado con los últimos modelos que usan las
superestrellas de ahora. Cómo jugábamos en campos de tierra las botas venía con
spaig (no sé si se escribe así). Eran unas tiras de cueros clavadas en la
suela. La verdad es que ahora me pregunto para que servía aquello; aunque
creo que era para evitar resbalones y también para resguardar las propias
suelas. Cuando las estrené me consideré un futbolista de verdad. Hasta le daba
con más fuerza al balón, desde luego no eran las sandalias que me compraba mi
madre en casa Avelino, aquello era otra cosa me hacía sentir más importante,
futbolísticamente hablando. (continuará en la parte VI)<o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-548575186695504612.post-64736002985076481422012-09-24T07:26:00.001-07:002012-09-24T07:39:50.500-07:00Parte IV<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrP1703UgvZDW1iauSrGFUGG08l4YAXl_W1VPMW7SteRMvdtpb72fLPvPDFmC5vZmesQPyhIR9pxHDa7fFLtxW9j3Krgychckak0o3fQDuKVfXho5bjE7QCmsGqy8fsr9J_ipD1AOSR7E/s1600/Otra+foto+del+Rosario.gif" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="245" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrP1703UgvZDW1iauSrGFUGG08l4YAXl_W1VPMW7SteRMvdtpb72fLPvPDFmC5vZmesQPyhIR9pxHDa7fFLtxW9j3Krgychckak0o3fQDuKVfXho5bjE7QCmsGqy8fsr9J_ipD1AOSR7E/s320/Otra+foto+del+Rosario.gif" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El del medio, en la parte inferior es mi padre</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 14pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 14pt;">El punto
más alto de la efervescencia deportiva ocurría cuando se disputaban una especie
de campeonato con seis o siete equipos, que se encargaba de confeccionar el
padre Domínguez. Los equipos se denominaban por el nombre del capitán. Así
teníamos el equipo del Piédrola, del Carrasco.... Jugábamos como una liguilla,
es decir competíamos todos contra todos y el campeón ganaba una tarta. Se pueden
imaginar la competitividad que existía. Vamos que todos los partidos se jugaban
como un Madrid-Barça de ahora. El padre Domínguez se las veía y se las deseaba
para aplacar los encendidos ánimos, porque la rivalidad era grande. Luego los
curas eran generosos, y cuando terminaba el campeonato además de la tarta para el
campeón, a todos nos daban una merendola que nos</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 14pt;"> </span><span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 14pt;">sabía a gloria bendita. Por eso nos las
daban. En la merienda cada uno tenía su sitio porque ya se encargaban, no sé quién, de ponernos un letrerito en cada plato con el mote o sambenito que
cada uno teníamos. A mí me titulaban “el tonto del Bilbao”, porque yo por
entonces era muy del Atleti, como la mayoría de aquella juventud que nos
entusiasmaba la delantera formada por Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gaínza.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 14pt;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 14pt;">Cuando iba a cumplir los 12 años los curas nos anunciaron que sería muy bueno para nosotros que compráramos unas botas de fútbol. Su coste 26 duros, o sea, 130 pesetas. ¿Y quién tenía ese dineral? Muy pocos. Así es que los más entregados a la causa del fútbol nos pusimos en aquel verano del 52 manos a la obra para ahorrar, porque las botas las traerían los Reyes en el 53. Perra gorda a perra gorda fui metiendo en una caja de cartón el poco dinero que caía en mis manos. La cajita ahorradora me la guardaba mi madre para evitar tentaciones. Lo malo fue que, en medio de este tiempo de ahorro, se presentó la feria de San Miguel. La Plaza España y Plaza del Alcázar se llenaron de cacharritos. A ver quién era el guapo que se resistía a gastar una peseta ante tanta atrayente provocación. Yo aguanté unos pocos días sin gastar nada, pero caí en la tentación de echar una perra gorda en un juego...(continuará en la parte V)</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 14pt; text-align: justify;"><br /></span>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-548575186695504612.post-41541287407213612472012-09-20T07:24:00.000-07:002012-09-20T08:04:01.247-07:00Parte III<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBRgh00tWGKKmy2tdeKAJhMCnmzK-72JVro5ExfkJz4LaKMH6MyFtV3xyVEZ30-5Xd7zlI41ahNoQ-HZvv9EHDi5g2OKJyHI6nVAmDOG4fd4e_AfOeh26af3Tb3lBVTFe-zOOXE4hNBAE/s1600/Foto+en+la+entrada+del+El+Rosario.bmp" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="215" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBRgh00tWGKKmy2tdeKAJhMCnmzK-72JVro5ExfkJz4LaKMH6MyFtV3xyVEZ30-5Xd7zlI41ahNoQ-HZvv9EHDi5g2OKJyHI6nVAmDOG4fd4e_AfOeh26af3Tb3lBVTFe-zOOXE4hNBAE/s320/Foto+en+la+entrada+del+El+Rosario.bmp" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Foto en la entrada del Rosario</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Recuerdo un día que intentó quitarme el taco del
billar un cordimariano, me rebelé por aquello que yo consideraba una injusticia
y quise “atizarle” con el taco. Se metió bajo la mesa de billar, para esquivar
mis intenciones, y yo salí con una
rabieta enorme para mi casa, y sin poder haberle propinado un buen “tacazo”. El
padre Díaz, que era el que “lidiaba” con
nosotros, fue tras de mí alcanzándome en el Arco del Cubo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">-</span><b><span style="font-family: "Courier New"; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Como sigas con ese genio vas a tener más de
un disgusto en la vida. Así que cálmate. Cuenta siempre hasta diez. Y ahora
volvamos y pide perdón, ya que si persistes en tu actitud nos veremos obligados
a expulsarte</span></b><span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Y como a mí me gustaba mucho jugar al fútbol...Por
otro lado, pensé en mi madre que se pondría como una fiera por la expulsión.
Aunque lo que me hizo desistir con más
fuerza del berrinche es pensar que todos mis amigos estaban allí y yo tenía que
seguir con los “Semi”. No vi otra manera de seguir jugando al fútbol, que deponer mi actitud. Me amansé y todo terminó bien, después de haberme tenido que “bajar los
pantalones” ante aquél energúmeno de cordimariano.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">En la sala donde jugábamos al ping-pong teníamos un
armario donde guardábamos las camisetas, los pantalones de deportes y las
calcetas, y cuando abríamos las puertas el hedor intenso que desprendía era
como un olor a revoluto de sudor juvenil y añejo por el tiempo que llevaba sin
lavarse aquellas prendas. La verdad es que aquel olor era único y nunca más he
vuelto a percibirlo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Teníamos dos o tres balones, pero no se crean que se
parecían en algo a los balones actuales de fútbol . ¡Qué va! Aquellos balones
eran de un cuero duro y cuando le dabas de cabeza te quedabas como los
boxeadores, un poco grogui. Nunca me han pegado con un guante de boxeo, pero me
imagino que rematar de cabeza con aquellos balones y un guantazo de Uzain tenía
que parecer igual. Aquellos balones duraban muchísimo tiempo, porque cuando se
descosían, allí estaba el padre Domínguez para coserlos, y luego siempre había
dos o tres voluntarios para darles un poco de grasa por las costuras. Quedaban
como nuevos, al menos eso nos parecía a nosotros (continuará en parte IV...)<o:p></o:p></span></div>
Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-548575186695504612.post-92138567378575337152012-09-18T08:12:00.001-07:002012-09-20T07:24:49.232-07:00Parte II<div style="text-align: justify;">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSGFvWb_SgU7DjbjqG_EsVPszFqwf0yH-QFyFc02sJlkgUu4SW3eGc2-eFj-IFkS8sBM2WHEEAtums-iNpBJuYgR3FbD8DofBKiR6q-6EsBilOwJX5Jw1tkVTWBF5ELcWImUtbsP_oo6A/s1600/Fotos+semis.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSGFvWb_SgU7DjbjqG_EsVPszFqwf0yH-QFyFc02sJlkgUu4SW3eGc2-eFj-IFkS8sBM2WHEEAtums-iNpBJuYgR3FbD8DofBKiR6q-6EsBilOwJX5Jw1tkVTWBF5ELcWImUtbsP_oo6A/s320/Fotos+semis.JPG" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Foto de los semicordimarianos. Mi padre en el centro sujetando el sombrero</td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br /></span>
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Algunas
veces, los estudiantes, que ya digo se preparaban para ser sacerdotes, nos preguntaban si nos
gustaría estudiar para cura. No me lo planteé nunca, pero a mis 11 años aquello
de estudiar esa carrera tan compleja me parecía una cuestión inalcanzable. Los claretianos, compaginaban sus estudios
de teoría con otros que podían denominarse como clases prácticas. Es
decir, aprender a “lidiar” con el personal. El personal, de momento, éramos
nosotros que teníamos mucho que torear. Para éstas prácticas crearon una
Asociación de jóvenes llamada Cordimariana.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Llevar a cabo esta tarea pastoral,
y atraer aquella juventud un tanto aletargada, en una sociedad que carecía de casi todo, fue una tarea
relativamente fácil. Se necesitaba un espacio físico, y para ello nada mejor que poner un campo de
fútbol para toda aquella legión de pequeños y jóvenes que teníamos pocos sitios
donde ir, además gratis total. Habilitaron, en una parcela de su huerta, un
pequeño campo de fútbol, pero que a
nosotros nos parecía el Santiago Bernabéu. Esto era para la parte deportiva,
que era la que mas valorábamos por entonces.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Luego había tres habitaciones,
bastante amplias, para las muchas actividades que allí se realizaban. Dichas
dependencias tenían su entrada por el extinguido pilar “El piojo”. A la
izquierda había una habitación que servía para las charlas que nos daban, y
también para algunas películas que nos echaban con una máquina de 15 mm. Desde
luego películas para todos los público. Ahora recuerdo la que se lió con una
película 3R que pusieron en el Salón Romero. Su título era </span><b><span style="font-family: "Georgia","serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Trapecio</span></b><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">, donde Gina Lollobrigida, ligerita de ropa, pues
su papel era de una estupenda trapecista; mantenía dos amores al mismo tiempo
con Tony Curtis y con Burt Lancaster. Aquello era un pecado mortal de los
gordos. A los que se atrevieron a ir les costó la expulsión, por lo menos
temporal, de aquélla asociación cordimariana, y digo temporal porque con una
confesión arrepentida con el Padre Urquiri ya podías volver.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Las otras
dos habitaciones, que quedaban a la derecha de la entrada, estaban habilitadas
para jugar al ping-pong y al billar, aunque al billar casi ni lo olíamos
porque lo copaban siempre los mayores, o sea, los cordimarianos y nosotros
éramos semicordimarianos. “Semi” nos decían para abreviar. Aunque los había más
pequeños: los infantes. Estos ni billar ni ping-pong ni nada. Allí existía la
ley del más fuerte. Claro que siempre podían existir algunas excepciones...(continuará)</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-548575186695504612.post-9984945170016297752012-09-04T12:09:00.000-07:002012-11-04T15:32:56.408-08:00Parte I<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, serif;"><span style="font-size: 80px; line-height: 64.26667022705078px;">N</span></span><span style="font-size: 14pt;">o sé por que estoy escribiendo a estas horas de la
mañana. Y no es que sea muy temprano para mí,
a las 8,30 ya me he levantado como norma o vicio adquirido. La verdad es que siempre he sido más de
madrugar que de trasnochar. </span><span style="font-family: 'Times New Roman', serif; font-size: 14pt;">Seguramente esta manía del madrugar me la transmitió
mi padre, que me llamaba a las 7,30 de la mañana para
que fuera al Rosario, no a rezar, sino a jugar al fútbol. La cuestión
era que a mi padre le hubiera gustado tener un hijo
futbolista. En el verano daba gusto
levantarse a esas horas, no así en el invierno. Los inviernos en Extremadura
son fríos como ellos solos. De verdad. Algunos de mis compañeros madrugadores
les salían sabañones y todo. ¡Púa! Como les decía, a mí me gustaba ir al El Rosario, que además
de la Iglesia donde se veneraba a El Cristo del Rosario, era un colegio
claretiano donde los estudiantes se preparaban para ser curas. Recuerdo que
ayudé a cantar su primera misa al padre Domínguez en el altar de la Purísima,
que actualmente no existe. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El padre Domínguez era un tipo fornido y bonachón
que le gustaba mucho el fútbol, y él era el que nos arbitraba los partidos que
disputábamos en aquél pequeño rectángulo que los curas nos habían habilitado al
final de la huerta. Así me convertí en monaguillo por primera y última vez,
desde entonces no he vuelto a ejercer. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Y el caso es que yo, en cierta manera,
admiraba a los monaguillos que con tanta diligencia y sabiduría ayudaban a la
misa y a otras cuestiones. Sobre todo a José Luis Albújar que dominaba todo el
altar y sabía en cada momento de la misa lo que tenía que darle al cura. A mí
me parecía aquello dificilísimo. Tuve
que aprender las contestaciones en latín, que era como entonces se decía el
culto. Mi otro compañero de ayudar la primera misa del padre Domínguez, era
Luis Suárez. No crean que era aquél famoso Suárez que jugó en el Barcelona y
luego se iría al Inter de Milán, no, era nuestro Luis Suárez. Fue un
magnífico defensa del Zafra y más tarde pasó a jugar con el Diter Zafra, porque
trabajaba en la fábrica de motores Diter. Suárez murió muy joven; dicen que fue
debido a la aceite de colza. A él le gustaban bastante las ensaladas, y en
aquellos años 80 hubo un gran revuelo a nivel nacional con el tema de un aceite adulterado, que costó la vida a bastante gente... (continua en la parte II)</span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3Hcg0LUIpDQGAPQ4TZLErOWh2BZn-yYn887LTVxnXvuBs3LYneTzESLkLccMCDsG4UfBBP8mO3VwC3yd0uqsu9u8CgJ7Z-x7mWeVnSeNwya0bYTOMfLO-9VJCXgig3M5ElBhN5hgbdck/s1600/Foto+en+un+entrenamientoreducida.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="263" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3Hcg0LUIpDQGAPQ4TZLErOWh2BZn-yYn887LTVxnXvuBs3LYneTzESLkLccMCDsG4UfBBP8mO3VwC3yd0uqsu9u8CgJ7Z-x7mWeVnSeNwya0bYTOMfLO-9VJCXgig3M5ElBhN5hgbdck/s400/Foto+en+un+entrenamientoreducida.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-font-size: 12.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br /></span></div>
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