POR ROGELIO MORENO SÁNCHEZ.

En este espacio quiero compartir las vivencias que escribió mi padre sobre su infancia. La muerte nos lo arrebató hace poco y estas pequeñas memorias quedaron inconclusas. Las escribió para compartirlas con todos aquellos que le querían a él y a su Zafra y esta red infinita permite que esto pueda ser una realidad.


martes, 4 de septiembre de 2012

Parte I


No sé por que estoy escribiendo a estas horas de la mañana. Y no es que sea muy temprano para mí,  a las 8,30 ya me he levantado como norma o vicio adquirido.  La verdad es que siempre he sido más de madrugar que de trasnochar. Seguramente esta manía del madrugar me la transmitió  mi padre,  que me llamaba a las 7,30 de la mañana para que fuera al Rosario, no a rezar, sino a jugar al fútbol. La cuestión era  que a  mi padre le hubiera gustado tener un hijo futbolista.  En el verano daba gusto levantarse a esas horas, no así en el invierno. Los inviernos en Extremadura son fríos como ellos solos. De verdad. Algunos de mis compañeros madrugadores les salían sabañones y todo. ¡Púa! Como les decía,  a mí me gustaba ir al El Rosario, que además de la Iglesia donde se veneraba a El Cristo del Rosario, era un colegio claretiano donde los estudiantes se preparaban para ser curas. Recuerdo que ayudé a cantar su primera misa al padre Domínguez en el altar de la Purísima, que actualmente no existe. 
El padre Domínguez era un tipo fornido y bonachón que le gustaba mucho el fútbol, y él era el que nos arbitraba los partidos que disputábamos en aquél pequeño rectángulo que los curas nos habían habilitado al final de la huerta. Así me convertí en monaguillo por primera y última vez, desde entonces no he vuelto a ejercer. 
Y el caso es que yo, en cierta manera, admiraba a los monaguillos que con tanta diligencia y sabiduría ayudaban a la misa y a otras cuestiones. Sobre todo a José Luis Albújar que dominaba todo el altar y sabía en cada momento de la misa lo que tenía que darle al cura. A mí me parecía aquello dificilísimo.  Tuve que aprender las contestaciones en latín, que era como entonces se decía el culto. Mi otro compañero de ayudar la primera misa del padre Domínguez, era Luis Suárez. No crean que era aquél famoso Suárez que jugó en el Barcelona y luego se iría al Inter de Milán, no, era nuestro Luis Suárez. Fue un magnífico defensa del Zafra y más tarde pasó a jugar con el Diter Zafra, porque trabajaba en la fábrica de motores Diter. Suárez murió muy joven; dicen que fue debido a la aceite de colza. A él le gustaban bastante las ensaladas, y en aquellos años 80 hubo un gran revuelo a nivel nacional con el tema de un aceite adulterado, que costó la vida a bastante gente... (continua en la parte II)

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